El anatomista de Federico Andahzi
Reseña: El héroe de esta novela se llama Mateo Colón, un anatomista del Renacimiento, quien se enamora perdidamente de una prostituta veneciana, Mona Sofía; pero al no ser correspondido, decide buscar un brebaje que la cautive amorosamente. Colón se ha considerado siempre un hombre de ciencias y por tanto, conforme a su profesión, empieza a investigar la naturaleza femenina hasta convertirse al igual que Cristóbal en el descubridor de una nueva tierra, el Amor Veneris . Esta zona erógena, todavía no había sido reconocida ni siquiera por las féminas. De modo que decide poder autenticar su descubrimiento y la elegida es nada menos que una viuda beata, Inés de Torremolino.
A pesar de reconocer su éxito, no obtuvo el fruto esperado, ya que sus
revelaciones estuvieron siempre reprimidas por la Inquisición. Y cuando vuelve
a encontrarse con su antigua enamorada, la prostituta, no alcanza experimentarlo
porque la sífilis la había consumido. En cuanto a
Inés, prendida de amor por Mateo, no puede sobrellevar su nueva vida, y para emanciparse de él y de sus deseos reprimidos, decide mutilar sus
zonas erógenas. Luego hace lo mismo con sus hijas, de ese modo, se asegura que las caricias de los hombres no podrán nunca cercenar sus voluntades.
Comentario: El anatomista es una novela que está muy bien
contextualizada no sólo en la época, pleno siglo XVI del renacimiento italiano,
sino también en el uso de una retórica muy propia del momento.
Confieso que la curiosidad de saber por qué Amelia Fortabat de Lacroce,
mentora del Certamen literario de la Fundación que lleva su nombre, le había
negado el premio en 1996, a este libro, ha sido el motivo que me llevó a leerlo. Después de su lectura, lo
comprendí perfectamente.
El anatomista es una novela
peculiar y polémica, escrita con mucho cuidado; pero, para mi gusto, con exceso de
descripciones mórbidas sobre todo en
cuanto a las ablaciones que se practican en el cuerpo.
Lo paródico del descubrimiento
de Mateo Colón se entrecruza con el
pensamiento de estas mujeres conservadoras que parecen concebir la femineidad y
la sexualidad como una debilidad del género, y para lograr su independencia del
hombre, sienten que sólo hay un
camino: sacrificar las zonas de placer sexual del cuerpo.
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