Donde las calles no tienen nombre de Mónica Rouanet
Reseña: María del Pilar González de Ayala es el
nombre de la protagonista de esta historia. Se describe como una mujer de 35
años, sometida hasta el momento, a la tutela de una madre despótica, egoísta y
asfixiante. La muerte de su padre y el accidente fatal de su novio, que poco
tiempo antes, la dejara vestida en el altar le dan las fuerzas necesarias para
huir del yugo materno y convertirse en otra mujer. Ansiosa por saber cómo
ocurrió verdaderamente el accidente sufrido por
su padre, inicia una pesquisa que la llevará a descubrir sórdidos
secretos familiares y la verdad sobre las misteriosas muertes.
Comentario: “Donde las calles no tienen nombre”
es una obra difícil de encasillar, se presenta como una novela costumbrista con
una fuerte crítica social a la rancia burguesía madrileña, revestida de una
hipocresía acartonada y clasista, que está muy bien representada en la figura de Doña Pilar. Una
denuncia social que deriva en una novela
negra donde el asesinato se disfraza de accidente.
Además la consistencia de los personajes, en
especial el de María, nos remite a una novela psicológica donde la protagonista
le da batalla permanente a sus propios miedos e inseguridades y esta vertiente
de la trama se entrelaza con la del género de autoayuda.
“Al toro, por los cuernos” es la frase
recurrente que le sirve a María para ganar cada contienda, para superar cada
escollo que esa nueva vida que eligió le presenta.
“ Donde las calles no tienen nombre” es una
novela que engancha desde sus comienzos
y el uso de la primera persona permite un vínculo más estrecho entre el lector
y la protagonista. Tiene una prosa simple, llana y si bien alterna el relato
pasado con el presente para situar y conocer mejor a los personajes, el
dinamismo de la trama no se altera y nos mantiene expectantes hasta su
desenlace.
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